Vergüenza
4 AÑOS DEL ACUERDO DE LA VERGÜENZA CON TURQUÍA:
ATRAPADXS EN FRONTERA
En las últimas semanas, las violaciones de los derechos de las migrantes y refugiadas que buscan acceder al territorio europeo a través de Grecia han dado un giro dramático. Si la violencia contra estas personas ha alcanzado un nivel sin precedentes hoy, es gracias a que los líderes europeos han establecido las condiciones, de manera sistemática, para que esta escalada se precipite durante los últimos 4 años.
Tal día como hoy, en 2016, la UE firmó un acuerdo con Turquía que, por un tiempo, permitió contener a los recién llegados con la devolución de personas refugiadas que hubieran ingresado en Grecia desde Turquía, contrario a la Convención de Ginebra y a la Directiva de Procedimiento para la concesión o la retirada de la protección internacional. Como era de esperar, estos dispositivos transformaron las islas griegas en prisiones al aire libre y exacerbaron el desastre humanitario en las fronteras helenas. Se estaba y se están cometiendo graves violaciones a los DDHH y se han pisoteado los principios básicos del derecho de asilo, poniendo en el ojo mediático problemáticas que desde colectivos y asociaciones de la sociedad civil llevamos años denunciando no solo en la frontera turco-griega, sino en la frontera sur del Estado español, en la ruta de los Balcanes y en el horror cotidiano del Mediterráneo.
La cooperación con Turquía se está derrumbando hoy, ya que las autoridades turcas, que buscan presionar a la UE, están empujando a los migrantes y refugiados hacia ella: Turquía está utilizando a las migrantes como moneda de cambio para negociar con la OTAN y la UE desde que Recep Tayyip Erdoğan anuncase el 28 de Febrero que ya no impedía que los refugiados en su suelo cruzaran sus fronteras occidentales.
Como consecuencia, la violencia rampante se agudiza en las islas griegas, desplegándose con los actos xenófobos por parte del Ejército griego, respaldado por la UE, que utilizó armas contra la población migrante: Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, elogió los esfuerzos de los griegos para «proteger las fronteras de Europa». Ursula von der Leyen, Presidenta de la Comisión Europea, llamó a Grecia un «escudo europeo», lo que sugiere que los migrantes y los refugiados representan una amenaza física para Europa.
Por su parte, una sociedad civil radicalizada quemó una escuela para niños refugiados en la isla de Lesbos, isleños no dejaron atracar un bote con migrantes sirios; el trabajo de periodistas y trabajadores humanitarios también está siendo amenazado; y hace apenas unos días fallecía un niño de 6 años en un dramático incendio en ese horror que es el campo de refugiadas de Moria, donde se hacinan de manera infrahumana, denigrante y crud’errima alrededor de 30.000 personas, cuando hay una capacitación logística pensada para alrededor de 1.200.
De nuevo, hace falta poner de relieve que estos no son hechos aislados en Grecia:
En Serbia, manifestaciones anti inmigrantes en las ciudades de Požarevac, Šid (donde las compañeras de la NoNameKitchen llevan meses de resistencia frente a agresiones por parte de individuos y grupos racistas informales)y Subotica; en Belgrado, cerca de 200 manifestantes, en su mayoría hombres jóvenes, se reunieron bajo la llamada de una «patrulla» racista. Con el enfoque de las elecciones legislativas y municipales programadas para el 26 de abril en ese país, la derecha y la extrema derecha están utilizando el tema de los refugiados para tratar de ganar puntos.
En Croacia, el primer ministro Andrej Plenković prometía albergar a casi 5.000 niños no acompañados, ahora varados en campamentos en Grecia. Estos jóvenes deberían alojarse en dos centros de recepción en Zagreb y Split. En medio de una crisis en la frontera greco-turca, esta decisión del gobierno conservador provocó una ola de reacciones negativas, en los medios, en las redes sociales y en las calles.
Frente a estas violencias sistemáticas y una legislación que hacen que los derechos de las personas migrantes y refugiadas transiten entre la ilegalidad y los limbos jurídicos; sin olvidar la crisis sanitaria mundial que estamos viviendo en estos momentos, exigimos:
La evacuación urgente a lugares de acogida digna desde los campos de refugiadas en las islas griegas donde la situación no sea como en Moria (1 letrina para cada 200 personas y 1 grifo para cada 1.300!). Junto con la puesta en marcha inmediata de sistemas médicos y de higiene para intentar proteger su salud en una situación de alto riesgo sanitario como es la del COVID-19 independientemente de su situación legal.
El cierre de los CIEs y otros centros de internamiento repartidos por toda Europa donde se vulneran los derechos humanos y la Convención de Ginebra.
La recuperación inmediata de la posibilidad de petición de asilo en Grecia, que ha sido suspendida en Grecia a principios de Marzo. Un cambio real de las políticas migratorias a nivel europeo, para que este continente no se convierta en una fortaleza que mata, reprime, y perpetúa un sistema opresor privilegiado y donde se protegen más las fronteras que las personas.
El fin de la criminalización de la ayuda humanitaria en los campos y en los rescates en el Mediterráneo y cese de las actividades de FRONTEX.