TODAS SOMOS MIGRANTES Y REFUGIADAS. TODAS TENEMOS DERECHOS.
Abrir las fronteras es el grito de los hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas abandonados en la frontera entre Grecia y Macedonia, actualmente en huelga de hambre. Su protesta es símbolo de cuanto piden otros miles de personas en tránsito detenidas, en todo el mundo, en diferentes fronteras. También en nuestra frontera Sur.
Abrir las fronteras es también el grito que nace a raíz del genocidio que representan las miles de personas que desgraciadamente no llegaron a su destino. Abrir las fronteras y acoger a quienes escapan de la guerra y de la miseria, en busca de un mejor futuro es también una respuesta al terror y al miedo que siembran las bombas.
Abrir las fronteras es una respuesta que puede permitir construir una verdadera solidaridad entre quienes nacieron en un determinado territorio y quienes llegaron después a vivir en él. Una solidaridad basada en la construcción de sociedades en las que existan derechos para todas.
Abrir las fronteras es garantizar los Derechos Humanos a uno y otro lado de las mismas, así como suplir los enormes vacíos y deficiencias en la acogida e integración social de las personas migrantes en nuestro país. Es también evitar los discursos que incitan a la hostilidad, el miedo y el odio que construyen los muros invisibles que representan el racismo, la xenofobia y la islamofobia.
Por todo esto, denunciamos las restricciones cada vez más severas a la libre circulación de personas, el aumento de la vigilancia de las fronteras, la construcción de vallas y de centros de detención de personas migrantes.
Decimos no a FRONTEX y sus labores de vigilancia y represión en nuestras fronteras, pidiendo su transformación en una amplia operación europea de rescate y salvamento en el Mediterráneo, que resuelva el drama humanitario, descartando toda acción militar.
Denunciamos la externalización de la gestión de nuestras fronteras a países como Marruecos y Turquía y exigimos la suspensión de los acuerdos y del apoyo financiero bilateral de la UE a los países que no respeten los derechos humanos.
Exigimos la puesta en marcha de políticas que centren sus esfuerzos en las causas de las migraciones forzadas en su origen y no en la contención y control policial y militar de los flujos migratorios.
Exigimos rutas seguras, con medidas concretas y urgentes de acceso legal y seguro al Estado español, como la búsqueda, el rescate y el tratamiento de las solicitudes de asilo en terceros países, mediante la posibilidad de solicitar asilo en las embajadas, y la concesión de visados humanitarios, de reagrupación familiar, de estudios, de trabajo y de reasentamiento.
Pedimos el desarrollo de un plan nacional de acogida e integración de las personas migrantes para los próximos años, con competencias y financiación que convierta a nuestro país en un verdadero espacio de acogida, hospitalidad e integración.
Apostamos por un proceso de regularización sin trabas administrativas de las personas sin papeles, así como que los permisos de residencia no estén condicionados a tener un contrato de trabajo.
Exigimos la desaparición del confinamiento forzoso de personas migrantes en Ceuta y Melilla, y el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, CIE, donde se priva de libertad por el hecho de ser migrante, así como la derogación de la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana que pretende legalizar las devoluciones en caliente, que permite la expulsión de las personas que llegan a través de Ceuta y Melilla sin un procedimiento con todas las garantías legales.
Denunciamos con fuerza las políticas económicas y comerciales basadas en la explotación, que condenan a millones de personas a la pobreza y la miseria.
DECIMOS NO A LA GUERRA Y A LA INTERVENCIÓN MILITAR. Exigimos el fin del comercio armamentístico y la reforma de las políticas exterior y de vecindad de la UE para contribuir al desarrollo político y económico sostenible en los países de origen.