PRINCIPALES PROBLEMAS

  • Enorme variedad de casos. Hay muchísimos factores que intervienen en delimitar los derechos de las personas migrantes: el país de origen, el motivo por el que se migra, circunstancias personales de toda índole… Cada caso es distinto de otro; de ahí que sea necesario un estudio de cada uno. Sin embargo, esto implica disponer de unos medios que actualmente no existen.
  • Falta de información. Las abogadas que asesoran a las personas migrantes en los lugares donde están alojados se ven absolutamente desbordadas. A ello se suman mil malinterpretaciones, leyendas, bulos… que van surgiendo, precisamente, por esa situación de desinformación. Muchas veces, estas personas desconocen sus derechos, y cómo acceder a ellos o reclamarlos.
  • Dificultad idiomática y de integración. Aunque en la mayor parte de los procesos puede haber un traductor, en caso de que la persona migrante desconozca nuestra lengua, ello no siempre es así, o la traducción no es todo lo buena que sería deseable. Se suma a esta dificultad el recelo social a, por ejemplo, alquilar un piso o dar trabajo a una persona extranjera.
  • Falta de personal especializado. Por ejemplo, las entrevistas que se realizan a los solicitantes de asilo no se llevan a cabo por personas especialistas en la situación del país de origen, o en migración, sino por funcionarios públicos con escasa o nula preparación.