“En Huelva hay 7.000 hectáreas dedicadas a la agricultura intensiva, principalmente de frutos rojos. Son los famosos invernaderos de la fresa de Huelva. Una agricultura intensiva que produce el 95% de la producción de fresa española. Un modelo agrícola que el movimiento ecologista denuncia como insostenible por el uso intensivo que se hace de las reservas acuíferas de la provincia, entre otros factores.
A partir de la década de los noventa comienza este modelo de agricultura intensiva que convierte a esta zona en receptora de inmigración temporal para la campaña de recogida. En un primer momento, la mano de obra la componían portugueses y jornaleros andaluces. Tras el crecimiento económico que España experimentó entre los ochenta y los noventa, los españoles fueron abandonando progresivamente los trabajos duros y precarios del sector agrícola para buscar empleo en el sector servicios.
Fue ante esta necesidad que la Administración Pública implementó la contratación en origen de los temporeros. Este tipo de contrato permite a los empresarios de la fresa disponer de un cupo de trabajadores inmigrantes que tendrán una autorización temporal de residencia y trabajo para el tiempo que dure la campaña. Es una contratación colectiva que se realiza en los países de origen de las trabajadoras. Prácticamente la totalidad son mujeres.
Los primeros contingentes de trabajadoras fueron de Polonia, Rumanía y Bulgaria. A partir del año 2006, comenzaron a ser mujeres marroquíes.
Es en este contexto donde se han producido recientemente las denuncias por acoso laboral y sexual a un empresario fresero por parte de un grupo de temporeras marroquíes. No es la primera denuncia que se interpone, ya existen sentencias de la Audiencia Provincial de Huelga condenando a otros empresarios por delitos sexuales y contra la integridad moral de las trabajadoras.” (El Pais).